23 de marzo de 2010

Techos Matemáticos, relato con el que participé en un e-book celebrando el Día de la Mujer.


Se dice que mujeres juntas, ¡ni difuntas! Sin embargo, 10 líderes de opinión, lograron romper el mito y reunir sus mejores ideas para celebrar el Día de la Mujer. 

Cada una escribió un texto y el pasado 18 de marzo de 2010, las 10 comunicadoras se reunieron en el Restaurante OUEST para integrar una mesa de trabajo para comentar los textos que escribieron con motivo del Día de la Mujer.

Durante el evento se presentó el e-book “Las diez líderes de opinión más trendy”, integrado por las 10 interesantes piezas de Fernanda de la Torre, Maria de las Heras, Nuria Díaz, Nadia Molina, Ana Laura Martinez Pereyra, Angie de la Vega, Ana Vásquez Colmenares, Diana Celorio, Ana Paula Ordoríca y Yuriria Sierra.

A continuación, te comparto el relato con el cuál participé:


Techos matemáticos.

Me gusta sentir que estoy con alguien, pero a veces no hay nadie. Vivo en mi propio mundo: el de mis letras. El mundo es un lugar solitario para los artistas, hay tanta belleza y formas creativas que me abrumo tan solo imaginando las posibilidades. Para mí, el artista moderno no sabe expresar esta época y esa es mi misión personal, contar historias reales, actuales, donde el ser humano pida por reglas y límites, porque sin ellos, como actualmente sucede, la vida esta llena de sorpresas inesperadas.

Recuerdo estar sentada en el mostrador de mi tienda: Fabrica de estampados, pensaba en derribar el techo, tenía una urgente necesidad de altura, el techo era muy bajo y en cualquier momento me podía caer encima. Veía el atardecer, preguntándome ¿por qué me sentía tan vacía?, ¿por qué no podía olvidar un libro que había empezado a escribir años atrás, el cual el huracán Wilma destruyó? Era un dolor muy fuerte, como el de una perdida, me sentía deprimida, triste, ¿si muero mañana el mundo va a seguir igual?, la respuesta era sí y eso me aterraba, no había hecho mucho, no dejaba nada atrás, tenía que hacer algo al respecto y encontré la manera de hacerlo: por primera vez, creí plenamente en mí como escritora.

El regalo mas preciado que puede tener un escritor, es descubrir las multiplicaciones de opciones que podemos lograr con el abecedario, esa virtud, ese regalo, me ha orillado a ordenar mi vida de tal manera que todo lo que observo y vivo me ayude a contar historias, lo demás, me da igual. La escritura no me da paz, al contrario, hace que se mezclen cosas que mejor deberían quedarse en su sitio y para ese tipo de cosas, que se convierten en problemas se requieren otras matemáticas: la de las probabilidades.

Nunca pensé que romper con mis esquemas de pensamientos tradicionales, irreductibles a la matemática de las trayectorias, fuera lo que me arrojara lejos de la victimización y me enfocara al verdadero problema, el cual para mi sorpresa, era soluble en probabilidades, dolorosas, pero solubles.

Las posibilidades que permiten un mundo en construcción, permiten un futuro que no esta dado, sino que esta haciéndose, es por eso que las leyes de la naturaleza cambian de significado.

La mayoría de las estructuras complejas que encontramos en el universo, solo pueden producirse lejos del equilibrio. Pensé, Ana Laura, busca un lugar que te haga más fuerte, porque lejos del equilibrio, quizá sea lo más curioso, no hay un estado ideal hacia el cual el sistema debe necesariamente tender, el régimen de fluctuaciones en el régimen de las bifurcaciones es en el cual nacen nuevas soluciones y se llaman estructuras disipatívas, para las cuales se requiere cierta clase de fortaleza.

¿Crees que hay algo que no pueda hacer? ¿Dónde esta tu espíritu de aventura, de atreverte a cambiar el orden natural de las cosas? deja a un lado el duelo, de lamentarte por no haber hecho lo que no hiciste, hazlo, que no tenga que llegar un detonante externo que invada tu cuerpo y te agarres de ahí para convertirte en una víctima y entonces sí, ya no tengas nada que perder.

Enamórate de tu escritura, de tu talento, de tu capacidad creativa, porque mujeres como tú y como yo, necesitamos techos altos, donde podamos experimentar, que entre el cielo y nosotras, no hay nada que se interponga, porque a mi me gusta sentir que estoy con alguien, pero a veces no hay nadie, solo mis letras.




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