19 de diciembre de 2014

Palabras que los padres jamás quisieran pronunciar...


¿Qué otra palabra de la lengua española produce más miedo en el corazón del hombre que la palabra muerte? La vida y la muerte son simplemente dos caras de la misma moneda.

Quizá tenemos miedo a la muerte porque nuestra alma sabe que no ha finalizado lo que vino a hacer en esta vida. Pero una vez que nos damos cuenta de que la muerte no es el final del juego sino solo una oportunidad para jugar de nuevo, no tenemos nada que temer.

Uno podría preguntarse, ¿cómo es posible que un momento pueda ser tan relevante? La respuesta es: que los desafíos de la vida son una parte esencial del viaje de nuestra alma.

La situación que hemos vivido por medio de nuestra hija, nos permitió acceder a la conciencia más elevada, poniendo a un lado la lógica.

El agua se evapora, pero vuelve a la tierra como lluvia, incluso la muerte misma no puede resultar en una pérdida de energía, por lo cual, la muerte en realidad no es el final de la vida.

Mi esposo y yo tenemos confianza y certeza más allá de lo que nuestros ojos nos muestran y lo que nuestros corazones nos permiten creer. Hemos perdido el miedo a la muerte, estamos conscientes de que es solo una ilusión.
Nuestra hija, únicamente abandonó la escena de los vivos, está viva en otro plano en el que siempre va a estar con nosotros. Está aquí conmigo. Aunque no esté manifiesta en el mundo físico, siempre seremos su familia y cuidaremos de ella.


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