25 de agosto de 2011

¿Por qué los besos nos delatan?


Todos, sin excepción, buscamos el amor en cuerpo, alma y espíritu; muchas veces buscamos situaciones temporales, fugaces, pero muy en el fondo siempre tenemos la esperanza de que ese sentimiento, y el amor, permanezcan con nosotros para siempre.

Comprender las implicaciones que nos trae la responsabilidad, para poder tener una vida sexual asombrosa, es comenzar a entenderlo todo. Y al referirme a un todo, es querer abordar el tema de la plenitud en total plenitud.
El sexo esta cargado de un gran significado y de una importancia tremenda, la cual da comienzo con el juego preliminar. El foreplay resulta esencial para que al momento de hacer el amor, la experiencia se convierta en algo único, tomando en cuenta que los humanos somos seres profundamente sexuales. Tenemos un instinto que nos impulsa para que todas nuestras acciones desemboquen en remuneraciones llenas de profundo deseo y placer.
Hablando de deseo, Michael Berg escribe sobre el deseo sexual, y lo describe como el más fuerte de todos los deseos humanos. Pero, ¿qué es el deseo para un hombre y para una mujer?

Siempre escribo mis columnas sola, producto de un análisis previo, pero no se por qué justo hoy, me encuentro distraída y con necesidad de ayuda para poder llegar a algún tipo de consenso en este tema en particular.

Diez minutos después de haber abierto por primera vez mis ojos en este día, recibí un mensaje en Whatsapp de parte del autor de una frase, que me causó un reto: 

¿Qué, ya te vas a poner muy escritora conmigo?

-¿Ya despertaste? ¿Qué vas a escribir?
-Creo que de los besos, así como irme por partes, arrancar de lo esencial.
-¿Con los besos?
-Ayúdame, ¿qué se te ocurre? Ya bajé y me senté en el comedor a escribirla.
-¿Ya empezaste o estás en cero todavía?
- Ya abrí Word, que ya es un inicio.
- Pero, ¿tienes tema?
-Sí, quiero darle continuidad a la columna de la semana pasada.
-A ver, déjame leerla otra vez, a ver qué se me ocurre.
-No sé por qué estos días en que he estado haciendo homme office, he estado distraída como ahorita, no termino de concentrarme del todo, pero creo que voy a hablar del poder de besarse.
-¿Cómo que del poder?
-De la importancia de los besos como una manera de conectarte con tu pareja.
-Pero no es la única. Es la más básica ó fácil.
-No, no es la única, pero es la primera ¿no? De eso depende todo, de si se logra alguna conexión al momento de besarse. Si no hay química en los besos, es muy difícil que exista para algo más. No es algo que se trabaje, es de forma natural, de la atracción que existe entre las dos personas. For me it´s "that chill in the backbone", no se tiene con todos.
-Sí, es la primera. El primer beso también te dice muchísimo de la otra persona. O si existe algo más, o es 100% físico. El beso también puede decir mucho de lo que piensa la persona de ti. ¿Sí me entiendes? Mucha gente tiene relaciones y no se dan besos, eso es una relación 100% física. Una prostituta de hecho no da besos y ni un hombre los busca.
-Tienes muchísima razón. El beso es la demostración de lo que verdaderamente la otra persona siente por ti. Una brújula. No lo había visto de esa forma, los humanos estamos hechos de deseo, pero también el alma puede sentir amor antes que deseo, y eso puede cambiar toda la experiencia.
-Sí, puede ser cualquiera de las dos. Pero el beso te delata.

El deseo de un hombre y de una mujer en términos esenciales es el mismo. La conversación anterior es un ejemplo de ello, los puntos de vista pueden diferir en pequeñas vertientes, pero el sentimiento profundo de conexión es delator, el alma no puede engañar al cuerpo, aunque el cuerpo sí puede disfrazar los verdaderos sentimientos del alma humana.

El beso, es un fusionador de almas al momento en el que los alientos se mezclan. Un beso hace que dos almas se unan, te delata, genera que el deseo de género se convierta en uno solo, en el ser humano en su naturaleza primaria.

22 de agosto de 2011

¿Cómo tener una vida sexual asombrosa?



El hombre y la mujer actuales enfrentan asuntos sexuales contemporáneos, que se encuentran lejos de algún tipo de resolución. Dichos asuntos, en lugar de llevar al ser humano a un nivel espiritual más elevado, nos tienen presos en estilos que se encuentran lejos de ser sinceros en la mayoría de los casos.

La sociedad actual se encuentra esclavizada por la inmediatez sexual y gratificación inmediata; desconoce el significado verdadero del , el , la muerte, el alma humana y sobre todo del significado primario de nuestra existencia.
¿Por qué comenzar a tomar responsabilidad en cuanto al sexo se refiere?, ¿si no existiera algún tipo de responsabilidad implícita en este tema, el alma se encontraría totalmente perdida? Mi estilo, forma y fondo de escritura van lejanos a este tipo de temas, pero últimamente me encuentro vulnerable ante las situaciones a puerta cerrada que personas cercanas a mi han tenido la confianza de contarme.
Hoy dedico esta columna a todas las parejas del mundo, a esas parejas que se encuentran luchando por descubrir en cada uno de sus cuerpos la verdadera intimidad y una pasión sexual sustentada por el amor en cuerpo, alma y espíritu permanente.

En últimas fechas, en cada reunión de mis amigas, la plática siempre termina siendo de sexo, aunque a final de cuentas en las reuniones de mujeres siempre termina tratándose de ello; aunado al hecho, casualmente me encuentro leyendo el libro “Kabbalah y Sexo” de Yehudá Berg y de repente todas las interrogantes y cuestionamientos se han multiplicado en mi persona.

La sexualidad es tan compleja, y su comprensión muchas veces implica tal enigma, que hay que hablar sobre sexo y de mucho sexo para que con la experiencia o habilidad de las amistades, comprendamos un poco más cada uno de los misterios alrededor de la plenitud sexual.

Todos sabemos de qué va el sexo y de qué trata la vida, pero creo que pocos están conscientes en realidad de que tratan el sexo y la vida, desde una perspectiva única. Placer y pasión es algo que buscamos constantemente en nuestras relaciones de pareja, pero ¿cómo hacemos que esa pasión y ese placer sean infinitos, que no se acaben nunca y sobre todo, con la misma pareja?

Estamos acostumbrados a los prejuicios con los que la religión asocia al sexo directamente con vergüenza, culpa y sobre todo deshonra. Según mi punto de vista, el sexo no es un mal necesario y se encuentra lejano a algún tipo de pecado. Estoy convencida que la satisfacción del cuerpo es hasta cierto punto sagrada, debemos de ver nuestros cuerpos como templos, a los que de debemos siempre unificar con la satisfacción del alma.
¿Cómo tener una vida sexual asombrosa? ¿Cómo hacer del sexo una experiencia satisfactoria? ¿Cómo conocer el sexo desde un punto de vista en el que sea mucho más de lo que podríamos siquiera imaginar? El sexo placentero e intenso en una pareja estándar dura a lo mucho un año, luego se convierte en rutina, muchas veces aburrido y acaba siendo una tarea más en el to do list diario.
¿Pero el sexo fue concebido para ser así? La respuesta es NO. El sexo es una fuente de pasión ilimitada, repleta de placer profundo y de excitación que nos deja sin aliento. En el comienzo hubo sexo y siempre lo ha habido. El sexo está cargado de una gran significado e importancia y si canalizamos bien nuestra energía sexual, podremos extender la experiencia más allá de las paredes de nuestra habitación.

Muchas ideas qué explorar en cuanto al sexo y una infinidad de detalles al respecto. Por ello cambiaré totalmente el sentido de esta columna. Me encuentro en la búsqueda de respuestas, en un proceso de analizar antes de asumir, de entender y explorar junto con ustedes estas cuestiones esenciales en el buen ejercicio del ser humano, para que con lo que vayamos descubriendo al respecto, podamos crecer juntos y hacer del sexo una aceptación.